PLEGARIA
Dadme un hijo, señor
Como al jardín la flor;
Aun que con manos niñas,
Tenga un gran corazón.
Que en sus pupilas brille
Un faro de ansiedad
Y escrita esté en su frente
Radiante la verdad.
Que tenga entre su pecho
De suave palpitar,
El amor que a los hombres
Nunca debe faltar.
Que tenga brazos fuertes
Y pueda defender;
La patria y sus ideales
Sin dejarse vender.
Dadme un hijo señor,
Que respete tu voz;
Que advierta en cada cosa
Tu obra de creador.
Que no olvide en los libros
Cuando sea mayor;
La oración que de niño
Aprendimos los dos.