AL HIJO AUSENTE
El cuarto vacío del hijo ausente
es un cuarto frío, que ríe, que siente
los muebles, los cuadros, las mesas,
los libros, murmuran palabras impresas
El cuarto vacío del hijo ausente
es como el ocaso con su sol poniente
lleno de recuerdos de acontecimientos
de sus palpitantes y gratos momentos
Los días ya tejen tela en los rincones,
silencioso el polvo filtra en los balcones
y como menuda sonrisa de burla
la polilla cruje con música burda.
Libros sin abrirse, muebles sin tocarse
discos sin oírse, ropa sin usarse
hay un grito al fondo que clama regresa
y hay un dulce ritmo que gime y que reza
El cuarto vacío del hijo ausente,
a veces se llena de sol refulgente
y entre el quejumbroso crujir de maderas
te siento, te escucho como si estuvieras
cuando ya los triunfos logrados te hastíen,
cuando ya de plata las sienes te brillen,
cuando tu alma errante de caminar pare,
entonces regresa, el camino es suave.
Y si en vez de triunfos encuentras fracasos
y si son inseguros e inciertos tus pasos
regresa hijo mío, tu hogar es un nido
y como hechizado te espera dormido
Y cuando tú vuelvas como primavera,
cantarán de fiesta las enredaderas,
el sol refulgente brillará más fuerte
y mi corazón se henchirá de verte.
Ya sabes cariño que todo es un sueño
que para nosotros un año es pequeño
y que en el momento que fijes tu vuelta
no lo pienses mucho la puerta está abierta
El cuarto vacío del hijo ausente
es un cuarto frío, que ríe, que siente
los muebles, los cuadros, las mesas,
los libros, murmuran palabras impresas
El cuarto vacío del hijo ausente
es como el ocaso con su sol poniente
lleno de recuerdos de acontecimientos
de sus palpitantes y gratos momentos
Los días ya tejen tela en los rincones,
silencioso el polvo filtra en los balcones
y como menuda sonrisa de burla
la polilla cruje con música burda.
Libros sin abrirse, muebles sin tocarse
discos sin oírse, ropa sin usarse
hay un grito al fondo que clama regresa
y hay un dulce ritmo que gime y que reza
El cuarto vacío del hijo ausente,
a veces se llena de sol refulgente
y entre el quejumbroso crujir de maderas
te siento, te escucho como si estuvieras
cuando ya los triunfos logrados te hastíen,
cuando ya de plata las sienes te brillen,
cuando tu alma errante de caminar pare,
entonces regresa, el camino es suave.
Y si en vez de triunfos encuentras fracasos
y si son inseguros e inciertos tus pasos
regresa hijo mío, tu hogar es un nido
y como hechizado te espera dormido
Y cuando tú vuelvas como primavera,
cantarán de fiesta las enredaderas,
el sol refulgente brillará más fuerte
y mi corazón se henchirá de verte.
Ya sabes cariño que todo es un sueño
que para nosotros un año es pequeño
y que en el momento que fijes tu vuelta
no lo pienses mucho la puerta está abierta
21 de agosto de 1971
No hay comentarios:
Publicar un comentario