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Y POR CIERTO… SE LLAMABA CARMEN


¿Cuándo la conocí? ¿Dónde la conocí? No lo recuerdo....

Tan sólo recuerdo su aroma, su risa, sus manos,
sus ojos… sobre todo eso… sus ojos y sus manos.

Toda ella hablaba. Toda ella sentía. Toda ella amaba.
de sus manos salían cobijas las palabras cuales gotas de rocío.

Ella era capaz de alcanzar una estrella para un niño
o un rayo de sol para una mujer triste.

Tenía ese don angelical de robarle un rayo a la luna
para tejerlo entre sus sábanas, hilarlo con sus sueños,
prenderlo en su regazo.

De sus lágrimas construía arcoíris porque era
impetuosa ante el sufrimiento y ante el dolor,
a esos enemigos acérrimos que a muchos destruye,
ella los fulminaba de un plumazo.

Así era, así fue su pasar por mi vida.
un torbellino de luz,
de ansias de vivir, de suspiros por aprender,
de cuentos contados con sentir profundo,
con ternura infinita, de líneas trazadas con
sentimientos auténticos, con alegría emergente
de una adolescente que se maravilla ante el universo
y lo hace suyo por derecho.

En las fiestas bailaba y reía porque su corazón palpitaba
de existencia exquisita, de andares traviesos cuando
jugaba con las palabras que de sus labios fluían sin cesar
para cautivar a la familia, a los amigos
o a un alma solitaria.

Y vaya si me cautivó.

sé que hoy su cuerpo está siendo llevado a un lugar
de reposo… pero su alma…

¡¡Por Dios!!...

Esa alma es ahora un amanecer
que ya aprisionó a los ángeles con su vehemencia,
con su hablar irresistible, con su sentir inquebrantable.

¿Se fue?
No.

Cualquiera que haya pasado a su lado
ha quedado prendado de su amor por la vida,
de su pasión por la existencia,

En Granada su nombre equivale a un huerto o jardín,
equivale también, a un verso, a una composición poética
y siempre vivió como tal porque ella misma
fue y seguirá siendo un huerto de versos
y un jardín de poemas.

¡¡¡¡Ah!!!!

Y por cierto…

se llamaba CARMEN.


Desde mi corazón, 30 de junio del maravilloso 2007

Margarita Pérez de Juárez